Inteligencia artificial y la cadena de suministro del futuro
Cuando hablamos de inteligencia artificial (IA) son muchas las aplicaciones que se nos ocurren, pero quizá deberíamos empezar a contemplar estas utilidades de forma integral y no aislada, ya que es toda la cadena de suministro la que se beneficia de las posibilidades de esta tecnología.
La venta de un único producto arrastra una historia de emplazamientos (con fronteras de por medio, a menudo), instalaciones, gestiones, actividades logísticas y de todo tipo que, gracias a la inteligencia artificial, está viviendo una continua revolución que comenzó hace ya varios años.
Los principales problemas de la cadena de suministro están derivados precisamente del fenómeno de la globalización, que impone obstáculos tanto en el seguimiento como en la excesiva burocratización. Además, algunos de sus procesos implican costes que deben de optimizarse, como el de aprovisionamiento o el logístico.
Inteligencia artificial en la cadena de suministro: interconexión y eficiencia
Para conectar lo físico con lo digital, las cadenas de suministro se benefician de la tecnología del internet de las cosas (IoT o Internet of Things) que tiene la capacidad de recopilar datos durante todo el recorrido de un producto (de la materia prima a la entrega final al consumidor).
Estos datos son almacenados e interpretados por otras tecnologías como la propia IA, que a través de sus algoritmos, computación en la nube, etc. hacen posible la evaluación de la situación y la toma de decisiones sincrónicas.
La eficiencia está garantizada porque todo se optimiza sin dejar de funcionar: las decisiones se toman en tiempo real y se llevan a cabo en el momento adecuado, gracias a la automatización y a los robots colaborativos.
También permiten anticipar los cambios gracias a las predicciones que son capaces de realizar, siempre basándose en la ingente información almacenada y analizada. Así, la estacionalidad, demanda, mantenimiento, necesidades operativas y logísticas se adaptan de forma rápida según necesidades captadas en tiempo real.
El bullwhip effect en la cadena de suministro
Estimar la demanda para preparar abastecimiento ha sido -y es- una de las mayores y más costosas dificultades a las que se enfrenta la cadena de suministro. Y el gran problema es que la desviación en la estimación crece descontroladamente mientras asciende por la misma.
A esta desviación se la conoce como bullwhip effect y sus costes económicos se traducen en pérdidas para las empresas. Para solucionarlo, las tecnologías de la AI, IoT, o el big data (tratamiento de cantidades enormes de datos) permiten transmitir información en tiempo real, interconectando y eliminando la distorsión que se arrastra y crece.
Blockchain y cadena de suministro
La tecnología del blockchain trata de eliminar la intermediación y descentralizar los procesos. Su implantación en las transacciones económicas ha demostrado que puede aportar mucho al funcionamiento de la cadena de suministros, específicamente en lo relativo a la trazabilidad y a la transparencia.
Se crea una única visión del proceso a la que todos los autorizados tienen acceso, por lo que se elimina oscurantismo, inseguridad y se incrementa la eficacia. Con tal acceso al estado de un proceso, los imprevistos se gestionan mucho más fácilmente y el acceso de nuevos proveedores se soluciona con agilidad.
La demanda de consumo ha cambiado: ahora tiene un aspecto más de exigencia que es la de la trazabilidad. Pero hasta ahora esa información era muy difícil de compartir con el consumidor final. Sin embargo, gracias a la tecnología blockchain es posible trazar, garantizar orígenes y proceder a un abastecimiento o aprovisionamiento responsable.
La cadena de suministro del futuro, una cadena que minimiza el riesgo
Poder contar con datos de manera inmediata permite analizarlos rápidamente y tomar decisiones que llegan a tiempo. Transformar los procesos para que sean trazables y transparentes aporta agilidad en la gestión.
Así, con las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial o el blockchain, asistimos al cambio esencial en el funcionamiento de algo tan amplio y difícil de tratar de forma global como la cadena de suministro.
La tendencia es esperar que las cadenas de suministro sean entes pensantes, que controlan sin descanso cada uno de sus eslabones y agentes y que van procesando datos sin descanso. En este contexto se eliminan debilidades y amenazas y se gana en capacidad de adaptación.
Desde Fundación LAB somos conscientes del esfuerzo de transformación digital que supone adaptarse a la nueva concepción de esta cadena de suministro autónoma y pensante, pero sabemos que el ecosistema empresarial de la C.V aceptó el reto hace tiempo y trabaja incansablemente para automatizar y hacer competitiva e inteligente la cadena de suministro.
Nuestra tarea será impulsar y afianzar las iniciativas que permitan incorporar estas tecnologías disruptivas en cualquier sector, o impulsar las conexiones de las que podrían nacer nuevas soluciones que beneficien al tejido empresarial, desde la obtención de la materia prima hasta la entrega por el minorista. Generamos acción trabajando. Porque ser empresario es hacer.