La competencias digitales como motor de la innovación
Los modelos de sector, producto, procesos y relaciones hace ya tiempo que iniciaron su digitalización y continúan avanzando en una especie de revolución sostenida. Esto sucede gracias, en parte, a la innovación tecnológica, pero las competencias digitales no recaen en organizaciones ni estrategias, sino que son un desafío que han asumido las personas que las integran.
Desde Fundación LAB Mediterráneo somos conscientes de que, sin un cambio de actitud en las personas, las empresas lo tienen complicado para adaptarse y crecer. Las organizaciones con largo recorrido y las personas que las integran tienen mucho que aprender de las startups y su capacidad de abrazar nuevas competencias digitales que posibilitan cambios y aportan valor.
Las competencias digitales: más allá de las competencias tecnológicas
Tendemos a pensar que asumir competencias digitales es, fundamentalmente, aprender a usar nuevas tecnologías, pero el cambio que debe producirse es mucho más profundo. Las nuevas habilidades tienen mucho más que ver con un cambio en los modelos de comunicación y gestión de la información.
Para ello hace falta valentía, ya que no todo el mundo reacciona igual ante un cambio, y es posible que se encuentren resistencias motivadas o bien por desconocimiento o bien por desconfianza. Después de todo, algunos puestos de trabajo están desapareciendo y otros exigen conocimientos que se amplían sin cesar.
Para vencer estas resistencias que, insistimos, no vienen motivadas por un simple cambio de software sino por una auténtica reinvención empresarial, se pueden implantar en el seno de la organización varias iniciativas.
Consejos para equipos humanos sin miedo a las competencias digitales
Para empezar, deberíamos hablar de la formación, pero no de una formación en sentido clásico, sino de algo completamente transversal. En la empresa actual no cabe la posibilidad de que nadie rehúya las preceptivas actualizaciones digitales. Todos los departamentos y perfiles van a necesitar actualizarse y deberán hacerlo de forma casi continua.
La iniciativa formativa debe partir de la propia organización, aunque requiera asistencia de profesionales externos. Por un lado, se trata de hacer posible un mejor desempeño del trabajo abrazando las nuevas tecnologías (upskilling), y por otro se deben ampliar los campos de conocimiento de los empleados según los nuevos objetivos planteados por la empresa como consecuencia de su transformación digital (reskilling).
Esta formación deberá centrarse en el manejo de las propias herramientas, pero también deberá asumir el desarrollo de capacidades que servirán para mucho más: trabajar el liderazgo colaborativo, el trabajo en equipo en remoto, la capacidad de adaptación, el intraemprendimiento o la multidisciplinariedad como garantía de flexibilidad. Estas competencias serán tan necesarias como aprender a utilizar un nuevo software.
Otros enfoques necesarios para lograr la integración de competencias digitales en equipos son el de la colaboración, la honestidad y la flexibilidad. Permitir que los propios “alumnos” aporten enfoques o ideas hará que las formaciones sean mucho más útiles y se reciban con mejor actitud, siendo conscientes de la necesidad de cambio.
El cambio de cultura empresarial y las competencias digitales
La capacidad de transformación (que hará posible que exista capacidad de innovación) en un negocio va a implicar un cambio de cultura empresarial. Conocer bien las capacidades más tecnológicas (conocidas como hard skills), así como las capacidades de reinvención y adaptación de los trabajadores (soft skills), permitirá detectar las mentes más abiertas a la transformación.
Detectados los individuos que serán capaces de contagiar el entusiasmo por nuevas formas de trabajar, la empresa podrá plantearse cambios internos más profundos.
En ese sentido, Kotter, profesor emérito en la Harvard Business School, aconsejaba cómo enfocar el cambio por parte de las empresas:
- Es necesario que todo el equipo sea consciente de la necesidad de asumir estas nuevas competencias digitales. A esta tarea la bautizó como “creación de un sentido de urgencia”.
- El siguiente paso será encontrar a las personas que, departamento a departamento, puedan transmitir el impulso necesario para la asunción de las competencias digitales.
- Habrá que dar forma a la nueva visión de empresa y objetivos y encontrar la manera de comunicarlos y compartirlos.
- En esa tarea también será necesario detectar los obstáculos, las resistencias, y trabajarlas para eliminarlas.
- Dividir el proceso de transformación en metas sucesivas ayudará a crear sensación de éxito continuo.
- Por último, será imprescindible consolidar día a día el hábito de la transformación. Y habrá que estar siempre pendiente de su evolución.
Los empresarios tenemos la necesidad de transmitir ese impulso, de crear los espacios de participación necesarios y de alimentar un ambiente donde los cambios sean bien recibidos y se contemplen como un objetivo común. Lo cierto es que de eso sabemos. Después de todo, ser empresario es hacer, pero también replantear lo establecido para construir equipos que avanzan.